Azúcar contra grasa: la gran mentira

azúcar
Te han estado engañando durante más de cuarenta años. A ti, a tu madre y a tu médico. La grasa es inocente, el azúcar es culpable. Ahora hay pruebas.
Ya lo habrás leído en las noticias. Está en el New York Times, The Guardian, y a remolque, muchos otros medios del mundo. Lo que muchos sospechábamos es cierto: la industria de los carbohidratos sobornó a científicos para culpar a las grasas de las enfermedades cardiovasculares.
La gota que desbordó el vaso ha sido un estudio de investigadores de Harvard, publicado en la prestigiosa revista JAMA de la Asociación Médica Estadounidense, en el que se han analizado documentos internos, declaraciones e informes desde los años 50. La conclusión: a pesar de que ya existían estudios sobre el riesgo que presentaba el azúcar en las enfermedades coronarias, la Sugar Research Foundation (SRF) financió docenas de estudios durante los años 60 y 70 en los que se señalaba al colesterol y las grasa saturadas como las culpables, y se exoneraba, evidentemente, al azúcar.
La industria del azúcar en EEUU no se dedica solo a plantar caña azucarera. La mayor parte del azúcar en ese país es jarabe de glucosa y fructosa extraído del maíz. Es la industria de los cereales, la de los carbohidratos, la del maíz y la soja. Es la industria que alimenta vacas con grano para que engorden rápidamente y las sacrifica antes de que mueran de cirrosis, porque las vacas no deben comer grano, sino pasto.
Es la industria que intentó durante décadas desacreditar al aceite de oliva y la mantequilla, a los huevos y al tocino, introduciendo los aceites de soja, maíz y girasol, que son prácticamente veneno para tu organismo. Son los responsables de que comas cereales de desayuno y que además ¡les añadas azúcar!. Son los responsables de la epidemia de obesidad en todo el mundo.
epidemia de obesidad
Ya el año pasado el NYT publicó un artículo denunciando que Coca Cola había pagado millones de dólares en financiación a científicos que desacreditaban la relación entre el consumo de azúcar y la obesidad. Big Carbohydrate te trajo la pirámide alimenticia, y su lobby consiguió que las recomendaciones nutricionales de la FDA se convirtieran en dogma en todo el mundo occidental: come pan, pasta, cereales y aceites de semillas, ni siquiera mires a la mantequilla.
Toda sociedad que adopta la pirámide alimenticia ve cómo se disparan sus índices de obesidad. Ha ocurrido en Japón y en China, ha ocurrido con los inuit y los mexicanos. Hoy mueren más personas por sobrepeso que por desnutrición.
obesidad en China
Son más de cuarenta años de mala ciencia. Cuarenta años en los que los estudios que no encontraban ninguna relación entre el consumo de grasa y los infartos eran relegados al fondo de un cajón. En los que sólo había dinero para los investigadores que estaban de acuerdo con que el azúcar era estupenda y las grasas el demonio.
Es una historia de película, con un super villano, el doctor Ancel Keys, muy cercano a las grandes corporaciones de los cereales, y un héroe olvidado, John Yudkin, el discreto padre de la nutrición moderna a quien arruinaron la carrera por señalar la gran mentira con el dedo.

Como comprenderán ustedes, tengo dosis tóxicas de yatelodije en sangre. Porque había algo evidente: las recomendaciones sanitarias no funcionan. El colesterol y las grasas saturadas no son el problema. En cuanto las personas sustituyen carbohidratos rápidos por grasa, su salud mejora. Pierden grasa. Mejora su vida. Es así de sencillo.
Bien, pero ¿qué hacer a partir de ahora? Si quieres saber más sobre cómo librarte de la gran mentira,  consigue tu ejemplar de Operación Transformer, ahora también en Amazon.