Come carne roja


Los estudios y las noticias que alertan de los peligros de la carne roja son un ejemplo de mala ciencia y peor periodismo. Cómete el filete (si quieres). Déjate las patatas y el postre.
Un estudio reciente de la universidad de Harvard ha encontrado una correlación entre el aumento de la mortalidad y el consumo de carne roja en EEUU. No es el primero, ni será el último. Como en otros estudios anteriores, las conclusiones que luego se leen en las noticias no son válidas.
Es necesario explicar de nuevo la diferencia entre correlación y causalidad. Una correlación indica que, de las personas estudiadas, algunas de las que consumían más carne roja se morían antes. Pero no demuestra que carne roja sea la causa de la mortalidad.
Para empezar, el estudio no está bien diseñado. Estos son los principales errores metodológicos:

  • No separa los demás factores de riesgo, especialmente el consumo de tabaco y alcohol, el sobrepeso, la diabetes y la falta de ejercicio.
  • No separa adecuadamente la carne procesada y la no procesada. Por ejemplo, considera una hamburguesa como carne no procesada.
  • Los incrementos son mínimos y muy poco significativos, de menos de una persona por cada 100 a lo largo de 28 años.
  • No se separa el consumo de carne de otros productos asociados, como el pan, las patatas fritas, el azúcar, y otros productos que sí presentan riesgos conocidos.
  • Al menos dos de los autores son vegetarianos declarados. ¿Conflicto de intereses?
  • Curiosamente, en este mismo grupo de personas de alto riesgo descendía su nivel de colesterol. ¿Hay que concluir que el bajo nivel de colesterol aumenta la mortalidad?

Es decir, las personas que más carne roja consumían eran también las que consumían más calorías, fumaban más, bebían más alcohol y hacían menos ejercicio. Si en estas personas aumenta la mortalidad, achacarlo a la carne roja dejando de lado los demás factores es un grave error y una mala práctica científica.
Por desgracia, este tipo de estudios son los favoritos de los medios de comunicación, por lo general incapaces de distinguir entre correlación y causalidad. Escribir “La carne roja mata” vende periódicos y atrae clics, y a esto se han dedicado medios en el Reino Unido, y copiando la misma noticia, en España. Si la ciencia era mala, el periodismo está siendo aún peor.

No todas las carnes son iguales

¿Quiere esto decir que podemos comer toda la carne que queramos? Por supuesto que no. La carne aporta proteínas de alta calidad y hierro, pero también un porcentaje elevado de grasa, lo que puede hacer que aumente el número total de calorías con mucha facilidad.
Además, la carne de animales criados en granjas y alimentados con pienso presenta ciertas deficiencias. La grasa de estos animales es de peor calidad. En comparación, la carne de vaca criada con pasto tiene menos grasa, y la que tiene es mucho más saludable, con un alto contenido en ácidos grasos omega-3. Las mismas virtudes tiene la carne de cerdo ibérico de bellota o la carne de caza. Estas diferencias son las que hacen que los esquimales estén tan sanos.
Come carne roja de la máxima calidad que te puedas permitir. Si no tienes acceso a carne de calidad, come menos cantidad, pásate a la carne más magra, como el pollo o el pavo, y si es al pescado, mucho mejor. Infórmate bien sobre los estudios que pueden estar sesgados, y no tomes al pie de la letra las noticias alarmistas. Preocúpate por el índice glucémico de tus carbohidratosUn exceso de patatas y los dulces hará que mueras mucho más rápido que el filete.
Foto: siepert