Alimentos contra el cáncer


La dieta no solamente te ayuda a prevenir las enfermedades. También sirve como parte del tratamiento.

Todos tenemos muy claro cómo funcionan los medicamentos. Son sustancias químicas que generalmente te introduces por la boca para producir un efecto beneficioso en tu cuerpo. Pues bien, esa también es la definición de la comida.
Una de los principios de la Operación Transformer es aprender a usar la comida para mejorar nuestro cuerpo. La mayor parte de los alimentos naturales no son buenos ni malos, solo se trata de saber qué conviene comer en cada momento, y en qué cantidad.
Por ejemplo, en centro Mary and Dick Allen de California se está enseñando a los pacientes a hacer la compra, cocinar y comer para tratar la diabetes aumentando la cantidad de verduras que consumen los pacientes, que de otro modo estarían abusando de la comida procesada.
Pero la investigación más fascinante es un estudio que ha identificado los alimentos que hacen que el propio cuerpo dificulte el crecimiento de las células cancerosas. El objetivo es cortarles el suministro de sangre.
La angiogénesis es el proceso por el que el cuerpo hace crecer nuevos vasos sanguíneos a partir de los que ya hay. Esto es genial a la hora de cicatrizar heridas o hacer crecer tus músculos, pero no tanto si los nuevos capilares están alimentando a un tumor.
Hay determinados compuestos que evitan que se produzca este suministro a las células cancerosas, y que se encuentran en la comida. El estudio sostiene que haciendo cambios en la dieta es posible prevenir la formación de tumores y combatir el crecimiento de los existentes.
Estos son los compuestos anticáncer y los alimentos que los contienen:

  • Catequinas de té verde
  • Genisteína: un flavonoide presente en la soja
  • Resveratrol: el famoso antioxidante presente en los frutos rojos, cacahuetes, uvas y vino tinto.
  • Licopeno: un antioxidante presente en los tomates, y que se multiplica cuando se cocinan en forma de salsa, por ejemplo.
  • Omega-3: estos ácidos grasos están presentes en los frutos secos y sobre todo, en el pescado graso.
  • Glucosinolatos, isotiocianatos y indole-3-carbinol: difíciles de pronunciar, pero estas moléculas son tus amigas y se encuentran en el brócoli, col, coliflor, mostaza, rábanos, coles de Bruselas y el tan moderno kale (berzas).
  • Flavonoides: una familia de moléculas que son poderosos antioxidantes y bactericidas. Los encontrarás en las espinacas, cebollas, perejil, remolacha, rúcola, achicoria y tomillo. Hay tipos específicos, como los tres siguientes.
  • Quercitina: flavonoide presente en las cebollas rojas.
  • Antocianinas: un flavonoide que encontrarás en frambuesas, grosellas, arándanos y moras entre otros.
  • Proantocianidina: es un tipo de tanino, también un flavonoide presente en el cacao, canela, arándanos, manzanas, uvas y grosellas.
  • Elagitaninos: glicosidos del flavonoide ácido elágico, un tanino presente en la granada, fresas y nueces.
  • Menaquinona: una forma de la vitamina K2 presente en quesos curados y otros productos lácteos fermentados como el yogur, el natto, o soja fermentada, y la carne roja.
  • Cúrcuma: el antioxidante que te debería aficionar al curry.
  • Beta-criptoxantina: un carotenoide que da el color naranja, amarillo o rojo a muchas frutas, y que encontrarás en grandes cantidades en la papaya.

La próxima vez que vayas al supermercado, quédate en el contorno, donde están los alimentos frescos, y cárgate de anticancerígenos.