Cómo vivir 100 años: la comida

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La primera entrega de cómo hackear tu cuerpo para conseguir vivir más de un siglo.
Ahora mismo, mientras lees esto, en varios laboratorios del mundo se produciendo avances que en el futuro podrían hacer inmortales a los seres humanos, o al menos conseguir alargar nuestra vida cientos de años. La mala noticia es que para ti ya es demasiado tarde. Todo indica que será necesario reprogramar el código genético, y que aún falta más de medio siglo para tener resultados.
Aunque no puedes evitar envejecer, sí que puedes envejecer más lentamente, y estar más sano. Por el contrario, también puedes acelerar el envejecimiento. La decisión es tuya. Como decía Jacques Brel, morir es fácil, pero a nadie le apetece pasar las últimas parte de su vida incapacitado y enfermo. Si empiezas hoy, tendrás muchos más años de salud por delante.
Para pasar del siglo, hay tres componentes fundamentales:

  • La comida
  • La actividad física
  • La salud de tu cerebro

cómo vivir 100 años
Estas tres piezas funcionan como un todo, cada una de ellas influye en las demás. A lo largo de esta serie de artículos veremos cómo modificar cada una de estas piezas para que tengas una larga y próspera vida.

No te oxides

La parte del envejecimiento que podemos modificar es el estrés oxidativo. Nuestro cuerpo es una máquina que quema comida, y como en toda combustión, hace falta oxígeno. La oxidación es imprescindible para vivir. Pero durante este proceso se generan radicales libres, moléculas que pueden causar daños en todos los componentes de tus células: lípidos, proteínas e incluso tu ADN.
Que no cunda el pánico, tu cuerpo también fabrica enzimas que neutralizan los radicales libres. Si estás sano, hay un equilibrio entre los factores oxidantes y los antioxidantes. Pero si comes comida basura, ganará la oxidación.
En los últimos años se ha visto que el comer antioxidantes no significa necesariamente que pasen a tus células, en gran medida se degradan en la digestión. Aunque el vino tinto tenga propiedades antioxidantes, no te hará ningún bien beber un litro al día.
Sin embargo, sí se ha podido comprobar que las personas que incluyen ciertos alimentos en su dieta son menos propensas a oxidarse en exceso. Estos son los compuestos clave:

Carotenoides

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Cualquier verdura de hoja de color verde oscuro, y cualquier verdura roja o anaranjada, contienen grandes cantidades de estos antioxidantes. Aquí entran las espinacas, brócoli, berzas, acelgas, rúcola, y lechugas, junto con los boniatos, zanahorias, tomates, pimientos y otras muchas. Con ellas conseguirás beta-caroteno, licopeno, zeaxantina y luteína, compuestos entre otras cosas, protegen tu piel y la mantienen elástica.

Ácidos grasos omega 3 y monoinsaturados

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La grasa es mucho más que combustible. Ten en cuenta que la membrana de todas tus células está hecha de grasa. Hay dos ácidos grasos esenciales: alfa-linoléico (omega-3) y linolénico (omega-6). Si te faltan, tus células envejecen más rápido. La dieta occidental está descompensada, contiene demasiados ácidos grasos omega-6 (aceite de girasol o soja, entre otros muchos) que son inflamatorios, y es pobre en omega-3, que protege de la inflamación y ayuda a perder peso. Puedes conseguir omega-3 de las sardinas, atún, almejas, caballa o una buena rodaja de salmón. No te olvides de las grasas monoinsaturadas, como la del aceite de oliva y los aguacates, que también están presentes en la carne y los frutos secos, y que protegen de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Flavonoides

flavonoides
Algunos países asiáticos tienen una alta esperanza de vida, y parece que la clave está en el té verde. Esta bebida proporciona catequinas, uno de los antioxidantes más importantes del grupo de los flavonoides. Sin embargo, en el mediterráneo no nos quedamos atrás con las antocianinas, los flavonoides del vino tinto. Aunque aún no se sabe cómo, estas sustancias previenen la inflamación, el cáncer, las infecciones y las enfermedades cardiovasculares. Además del vino y el té, también hay grandes cantidades de flavonoides en el té negro, el perejil, el cacao y los arándanos.

Vitaminas y minerales

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Las vitaminas A, C, E y K son antioxidantes. La vitamina A se sintetiza a partir de los carotenoides antes vistos. Seguro que cuando piensas en vitamina C ves un zumo de naranja, pero te sorprenderá saber que hay mucha más en la papaya, pimiento rojo, brócoli, fresas o kiwis. Por otro lado, el selenio, zinc, cobre y manganeso son necesarios para que las enzimas antioxidantes puedan hacer su trabajo. Las mejores fuentes de estos elementos son los frutos secos y las legumbres, que también proporcionan vitamina E. La vitamina K la encontrarás en todas las verduras de hoja verde.

Proteínas

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Una dieta baja en proteínas te hará envejecer más rápido. Tus células se regeneran constantemente, y las proteínas son los materiales de construcción necesarios. Por ejemplo, una dieta pobre en proteínas puede acelerar la caída del cabello. Es fácil obtener suficientes proteínas de fuentes animales: carne, pescado, lácteos y huevos. Los vegetarianos deben cuidar esta parte de su nutrición especialmente, porque las fuentes de proteína vegetal están menos concentradas, pueden no ser completas, y se absorben peor.
Antes de beberte un litro de aceite de oliva, o de vino, ten en cuenta que más no siempre es mejor. Y no olvides que la comida no funciona sin los otros componentes: tus músculos y tu cerebro.
 
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