Aunque corras, no puedes comer todo lo que quieras

correr para comer
Correr para comer basura no te libra de la barriga y el riesgo de sufrir enfermedades
El genial autor del comic The Oatmeal confiesa que uno de sus motivos para salir correr es poder comer porquerías sin límite después. No es la primera vez que lo oigo. Pero no es una buena idea.

oatmela

– ¿De verdad? ¿Otra vez Gladiator? Y no creo que sea bueno que comas de esa forma.
– ¡Tonterías! He corrido 20 millas hoy.


En un estudio realizado con corredores de maratón se encontró que sus arterias estaban más bloqueadas incluso que las de la gente sedentaria. Aunque sus niveles de grasa, pulsaciones en reposo y niveles de colesterol “bueno” eran mucho mejores, el correr largas distancias no les libraba de las placas arteriales que pueden desembocar en una enfermedad coronaria.
¿Correr maratones provoca infartos? No se puede afirmar tal cosa, y hay que evitar sensacionalismos. Que las dos cosas ocurran juntas a veces no quiere decir que una sea la causa de la otra.
Sin embargo el Washington Post publica las opiniones de varios médicos que alertan de que el problema puede estar en la comida. Muchos corredores de larga distancia se toman la revancha después de una carrera comiendo todo tipo de pasteles, dulces, helados y bebidas azucaradas, pensando que lo compensan con sus actividad.

No eres un pozo sin fondo

Tras una carrera larga, de más de hora y media, hemos agotado nuestras reservas de glucógeno en los músculos y el hígado. Cuando se acaba el glucógeno, el cuerpo empieza a quemar sobre todo grasa y algo de tejido muscular como combustible.
Si te inflas a azúcares y almidón después de la carrera, pasan a la sangre como glucosa en sangre y de ahí a rellenar las reservas de glucógeno en los músculos y el hígado. Cuando esos almacenes están llenos, lo que sobra se convierte en grasa.
¿Cuántos carbohidratos hay que comer para que empiecen a rebosar en forma de grasa? Entre 400 y 500 gramos. Parece mucho, pero es el equivalente un litro de Coca Cola, dos platos de pasta y dos donuts.
El exceso de hidratos de carbono no solo se convierte en grasa, sino que aumentan tus niveles de colesterol LDL, y con ello el riesgo de enfermedades coronarias. Da igual cuánto corras.
Por supuesto que la comida basura engorda mucho más a una persona sedentaria que a un corredor, pero no es una carta blanca. Recupera tus reservas después de correr comiendo arroz, avena, boniato o patatas dulces, verduras y fruta entera (no zumo). Después, si todavía tienes hambre, puedes comerte ese pastel como premio.
Foto: running man, donuts de Shutterstock. No reutilizar