El pensamiento mágico

Hispanic boy crossing fingers
Si quieres conseguir lo que te propones, la magia no funciona
Siéntate e imagina las células de grasa de tu barriga disolviéndose. Siente como tus abdominales se empiezan a marcar. Ahora mira tus abdominales. ¿Han cambiado? ¡Claro que no! La visualización está muy bien para motivarte, pero a no ser que combines esos buenos pensamientos con dieta y gimnasio, no funciona.
El pensamiento mágico consiste precisamente en pensar que podemos cambiar la realidad con el poder de nuestra mente, es decir, consiste en creerse las propias mentiras. Es normal cuando somos niños. Por desgracia, muchos adultos creen cosas parecidas: si compro un décimo de lotería acabado en cinco, me tocará. Si me levanto con el pie derecho, el día irá bien. Si me imagino más delgado, perderé peso. Si rezo a un santo, aunque no tome medicinas, me curaré.
Por supuesto nada de esto funciona, y en lugar de ayudarte, evita que consigas tus objetivos. Usa la cabeza, déjate de tonterías y ponte manos a la obra. Estos son tres buenos antídotos:

  1. No te fies de ti mismo: ¿Crees que comes sano? ¿Crees que eres una persona deportista? Mide lo que haces. pregúntate a ti mismo ¿por qué? una y otra vez, como los niños. Si la respuesta es “porque sí”, porque no puedes demostrarlo con datos, puede que seas víctima del pensamiento mágico.
  2. Pregunta a los demás: puede que no te lo digan por cortesía, pero atrévete a preguntar directamente si creen lo mismo que tú. ¿Crees que hago suficiente deporte? ¿Crees que como pocos dulces? Te sorprenderás
  3. Pide pruebas: conviértete en escéptico. Si te dicen que esa crema adelgaza, no creas todo lo que leas