Una forma picante de adelgazar


¿Quieres perder más grasa más rápidamente? Hay una solución muy picante: la capsaicina.
La capsaicina es la molécula que le da el sabor picante a los chiles jalapeños, las guindillas, la cayena y otros muchos alimentos picantes. Funciona como una droga sintética para las papilas gustativas, activando la sensación de calor y de dolor, aunque en realidad no esté caliente.
No es de extrañar que los alimentos picantes se consideren afrodisíacos. La capsaicina activa los receptores nerviosos que incrementan el ritmo cardíaco, y dilatan los vasos sanguíneos los conductos respiratorios, igual que la adrenalina. El resultado es más consumo energético, y la sensación de mucho calor. Pero lo más interesante es que estimula el tejido adiposo para que libere grasa para su oxidación, es decir, ayuda a quemar los michelines. Por si fuera poco, reduce el apetito. Estas son fuentes habituales de capsaicina:

  • Chiles o guindillas: son la fuente más conocida de capsaicina, y algunos tienen las puntuaciones más altas en la escala picante de Scoville, como los Jalapeños o los Habaneros.
  • Tabasco: esta salsa comercial está hecha con los pimientos picantes de la variedad Tabasco, del estado mexicano del mismo nombre, añadiendo vinagre y sal. Unas gotas en tu comida, una fiesta en tu lengua.
  • Comino: aunque es mucho menos picante que los anteriores, contiene capsaicina y puede dar un gran sabor a tus legumbres, además de ser el ingrediente principal del mojo canario.
  • Curry: uno de los ingredientes principales es la cúrcuma, que le da el color amarillo y que contiene pequeñas cantidades de capsaicina.

La capsaicina se refuerza con la cafeína de forma sinérgica, es decir, la combinación de las dos ayuda aún más a quemar grasa. Si no te seduce la idea de mojar jalapeños en el café con leche para desayunar, puedes tomar capsaicina y cafeína en cápsulas y ahorrarte el picor de lengua, pero no te librarás de los sudores.