Efecto placebo: engaña a tu cerebro para mejorar

placebo
El efecto placebo consiste en engañar a tu cuerpo: creer que tomas algo que hace efecto, pero que en realidad no hace nada. Así puedes usarlo para mejorar.
Habrás oído hablar del efecto placebo: a un enfermo se le da una pastilla para su dolor de cabeza. En realidad la pastilla es sólo azúcar, pero se le pasa el dolor de cabeza, solo porque cree que es una medicina efectiva.
El efecto placebo funciona. Ya en un estudio de 1955 se comprobó que hasta un 35% de los pacientes tratados con pastillas de azúcar mejoraban, y desde entonces muchos otros estudios lo corroboran.
Sin embargo, el placebo no cura. De hecho gracias al placebo sabemos que los tratamientos alternativos como la homeopatía o el reiki no funcionan: en las pruebas no son mejores que un placebo.
En lugar de gastarse tanto dinero en terapias energéticas o pastillas sin efecto, los pacientes podrían creer en placebos más baratos, como creer en el poder sanador de la luz del sol o la contemplación de las plantas.
Lo que ocurre es que gastarse dinero en algo también tiene efecto placebo. En otro experimento los pacientes notaban mayor mejoría cuando se les decía que las pastillas eran más caras.
Usa el placebo para tu propio provecho
Se ha podido comprobar que el placebo funciona incluso cuando se le dice a los pacientes que la pastilla no tienen ningún efecto. Así que, ¿por qué no utilizar un placebo para mejorar? La solución es (lo has adivinado) pensar que lo que estás haciendo funciona. Estas son las dos formas de engañar a tu cerebro:

  • Cree en lo que haces: A dos grupos de trabajadores de un hotel se les encomendó la misma tarea física, pero a unos se les dijo que el trabajo era un excelente ejercicio que les haría perder peso, mientras que a los otros no se les dijo nada. Por supuesto, los trabajadores del primer grupo perdieron peso. Si vas a entrenar con una actitud positiva, pensando que estás avanzando hacia un cuerpo mejor y más sano, los cambios ocurren más rápidamente.
  • Cree en lo que ganas más que en lo que pierdes: El principal problema con las dietas es la adicción a la comida. Es difícil comer zanahorias pensando en porciones de pizza y chocolate. En lugar de obsesionarte con la comida que dejas de lado, busca algo que te guste de tu nueva dieta, y convéncete de que te está ayudando a cambiar tu cuerpo. Cada vez que comas delicioso pollo pollificado, o un brownie de proteínas, hazlo con una sonrisa y celébralo.

Foto: pills and capsules, de Shutterstock, no reutilizar