¿Es bueno tener agujetas?


Hay quien piensa que si no tienes agujetas al día siguiente el entrenamiento no ha sido efectivo. No te creas todo lo que oyes.
Te apuntas a un gimnasio, y el primer día levantas las pesas con entusiasmo. Al día siguiente levantarse de la cama es como subir el Kilimanjaro. Te tocan el brazo y el dolor hace que toda tu vida pase ante tus ojos como una película. Tienes un caso grave de agujetas, pero ¿eso es bueno?
¿Tener agujetas significa que el entrenamiento ha sido provechoso? Depende. Los profesionales del fitness saben instintivamente cómo se tienen que sentir al salir del gimnasio. La tensión tiene que estar ahí, y el dolor también, pero en segundo plano, no tanto que sea lo único que notes. Si no puedes levantar la taza de café, te has pasado de la raya.
El dolor de las agujetas proviene de las lesiones microscópicas que el esfuerzo produce en tus músculos. Cuanto haces ejercicio, las fibras musculares se rompen. Si descansas y comes adecuadamente, tu cuerpo las reconstruye haciéndolas más fuertes y más grandes. Así es como ganas masa muscular.
Pero cuando te pasas de la raya las células musculares se descomponen y vierten la mioglobina que contienen en el torrente sanguíneo. Esta molécula suelta en tu sangre es tóxica para los riñones y genera una condición llamada rabdomiolisis, que en los casos más graves puede llevarte al hospital.
Por el contrario, si sales del gimnasio como después de jugar al dominó, eso quiere decir que no te has esforzado los suficiente, y que no estás avanzando con tus objetivos: ganar músculo y perder grasa.
¿Cómo saber si estás entrenando suficientemente duro? Sigue la regla del tres:

  • Si después de terminar tu serie puedes hacer tres repeticiones más, tienes que aumentar el peso
  • Si todavía te faltan tres repeticiones para terminar la serie y no puedes seguir aunque te ofrezcan el sueldo de un ministro prejubilado, es que tienes que bajar de peso.

Al día siguiente debes notar las agujetas un poco, pero no tanto que no puedas olvidarte de ellas. Por cierto, los remedios caseros como el agua con azúcar no te van a aliviar. Come bien después de entrenar, y que ese pequeño dolor te recuerde que tus músculos están creciendo.