Cómo sobrevivir a un jefe difícil


Ya sabes. Son esas personas de tu trabajo que te tratan a patadas.
Esas personas que intentan dejarte en ridículo y menosprecian tus ideas. Esa gente que te fuerza a trabajar el doble y luego se apropian del mérito y te acusan a ti de sus propios fallos. Cuando esa persona resulta ser tu jefe, llamarlo difícil es un eufemismo.
El sistema actual recompensa a la mala gente, según un reciente estudio. Cuanto más desagradable y despiadado eres, más posibilidades tienes de ascender. La crisis económica solo hace que la situación se agrave más.
Lamentablemente hay personas que piensan que el maltrato en el trabajo es una forma de aumentar la productividad. Lo hacen manipulando nuestros instintos más básicos: nuestra autoestima, nuestro miedo, nuestra necesidad de superación.
Para quien lo sufre, el resultado es el estrés. Cada vez que te estresas, estas matándote poco a poco. La solución para salir de esa trampa está en ti.

No son ellos, eres tú

Las reacciones más habituales son la ira y la autocompasión. Quieres defenderte del ataque y al mismo tiempo te lamentas: “¿qué he hecho yo para merecer esto?” Te gustaría que esa persona cambiara. Olvídate. No puedes cambiar al energúmeno que te ataca, pero sí puedes cambiarte tú. Puedes cambiar la forma de enfocar el problema, la forma en la que te afecta e incluso contemplarlo como una oportunidad de aprender. Cuanto antes seas consciente de que está en tus manos, mejor.

Cabeza fría

Lo primero es dar un paso atrás y respirar. Toma dos hojas de papel:

  • En una escribe de la forma más racional posible cuál es la situación. Solo los hechos
  • En la otra escribe cómo te sientes tú en esa situación

Compara las dos. Muchas veces percibimos la situación de un modo peor de lo que en realidad es, solo porque nos afecta emocionalmente. Te ayudará a reparar tu autoestima.

Ponte en lo peor

Toma otro papel e imagina que todo sale mal. Describe con detalles qué es lo peor que te podría pasar. A continuación escribe qué harías para sallir adelante después. Tendrás una imagen mucho más realista de los riesgos y se aplacará tu miedo.

Desactiva la pelea

Nuestra reacción instintiva ante un ataque es la misma que cuando estábamos en las cavernas: huir, quedarnos paralizados o pelear. Ninguna de estas soluciones es buena con un jefe abusivo que intenta precisamente atemorizarte o provocar un enfrentamiento en el que tú quedes mal. Manten la calma y haz preguntas sencillas ante los ataques. Por ejemplo si te dicen “¡Eres un inútil, lo haces todo mal!”, pregunta con voz pausada “¿Puedes decirme qué he hecho mal exactamente?”. Si has cometido un error, no lo niegues, di simplemente “Es cierto que me he equivocado en X, ¿qué crees que debo hacer para evitarlo en el futuro?
No intentes ganar la pelea, no es posible. La única pelea que debes ganar es contigo mismo.